Tener contacto periódico y visitar la comunidad al menos una vez al año.
Conocer su espiritualidad, su modo de vida y sus trabajos
Conocer sus necesidades y compartirlas (si se considera oportuno) con nosotros por si podemos ayudar.
Crear una corriente de oración y de unión espiritual: rezar por ellos y “con” ellos, sabiendo que aún en la distancia siempre hay unión en la oración.
Con esta iniciativa creemos que se puede producir una corriente de vida en los dos sentidos:
Para los monasterios, se trata de que se sientan acompañados y queridos por los seglares, que cada vez más gente conozca lo que hacen, su espiritualidad y su vida de entrega.
Para los seglares, se trata de conocer distintas espiritualidades, poder agradecer lo que hacen por nosotros, y sentir más cercana esa vida.
Para todos, supone crear una comunidad de oración, de gratitud y de servicio, que nos ayude a acercarnos más a Dios.